Presidida por el monumento al repoblador de la ciudad, el Conde Ansúrez, la Plaza Mayor constituye el principal espacio de encuentro de los vallisoletanos.
La Plaza Mayor de Valladolid está situada en el centro de la ciudad de Valladolid a pocos metros de otros monumentos significativos como la Iglesia de San Benito el Real o la Iglesia de Santa María La Antigua. Presidida por el monumento al repoblador de la ciudad, el Conde Ansúrez, la Plaza Mayor constituye el principal espacio de encuentro de los vallisoletanos.
La Plaza Mayor de Valladolid se encuentra en la zona centro de la ciudad, rodeada por las plazas de la Rinconada y del Corrillo y de las calles de la Cebadería y del Peso al norte, de Alarcón, de Guiñones y del duque de la Victoria al este, de la Constitución y Héroes del Alcázar de Toledo al sur y las calles de Correos y de la Reina al oeste.
Nacen de la Plaza Mayor diez calles y callejones. Desde su lado norte nacen las calles de Viana, de Jesús y de la Manzana; hacia el este comienzan las calles de la Lencería y de Ferrari. Hacia el sur se inicia una de las principales vías comerciales de Valladolid: la calle de Santiago. Finalmente, desde el lado oeste de la Plaza nacen las calles de la Pasión y de Calixto Fernández de la Torre. Además desde la Plaza Mayor se puede acceder a dos callejones: los de Ricote y Torneros.
A mediados del siglo XI, Valladolid era una pequeña aldea agrícola rodeada por una cerca defensiva. El espacio que ocupa la plaza Mayor y sus alrededores se encontraba fuera de esta primera muralla, cerca de la puerta conocida como postigo del Trigo, por donde los mercaderes entraban a la villa con los alimentos.
Cuando el conde Pedro Ansúrez obtuvo el señorío de la villa en 1072, mandó construir un palacio para él y su esposa doña Eylo Alfonso y las iglesias de Santa María la Mayor y de Santa María La Antigua y se instaló el concejo. La plaza de Santa María,2 era pues el centro de la incipiente urbe. Por su parte, en el descampado donde hoy se encuentra la plaza se fueron construyendo diversas edificaciones.
La existencia de la plaza Mayor en el actual emplazamiento comenzó a definirse a mediados del siglo XIII cuando el mercado se desplazó desde la Plaza de Santa María a la Plaza del Mercado, que desde comienzos del XVI se llamó Plaza Mayor. Los distintos gremios se fueron instalando en torno a ella, y fue el Convento de San Francisco, hasta 1499, el edificio más importante en las inmediaciones. A partir de esa fecha, por mandato de los Reyes Católicos fue la Casa del Municipio la que presidió la vida de la ciudad.
Tras su destrucción, a causa del grave incendio que comenzó el 21 de septiembre de 1561 y que hasta el 23 de septiembre destruyó al menos 440 casas de la ciudad, el concejo inició, al día siguiente de la finalización del incendio, el 24 de septiembre, las labores de reconstrucción. Se encargó a Francisco de Salamanca la construcción de tiendas provisionales en la propia plaza y se realojó a los afectados por el incendio, utilizando para ello casas prestadas por los propios vecinos.
El mismo 24 de septiembre, el concejo tomó la decisión de solicitar ayuda para la reedificación de la zona afectada a Felipe II. La solicitud fue entregada en mano al rey por el corregidor de la ciudad, Luis de Ossorío. El 25 de septiembre, tras una nueva reunión del concejo, se decidió encargar a Francisco de Salamanca el proyecto de reconstrucción de la zona y un estudio previo en el que se estudiase la distribución del espacio urbano anterior al incendio. En este estudio previo ya se plasma la idea de una gran plaza donde se construirían las casas del consistorio y se ubicaran de forma ordenada los distintos gremios, oficios y servicios.
Los días 9 y 10 de octubre, Felipe II expidió una Real Cédula por la que solicita al concejo la realización de un informe técnico y en la cual se consignan una serie de premisas para llevar a cabo el proyecto como son la obligación de un sistema de calles rectilíneas y una nueva traza urbana.
Tras una serie de contactos a tres bandas entre el concejo, Francisco de Salamanca y Felipe II, el arquitecto presentó el proyecto definitivo al monarca que fue aprobado salvo ciertas modificaciones menores.
La reconstrucción del entorno de la plaza Mayor de Valladolid constituye un hecho excepcional en el siglo XVI. El proyecto de Francisco de Salamanca supone la puesta en práctica de concepciones del urbanismo moderno por primera vez en España; la plaza se articula a partir de entonces como eje y elemento definitorio del espacio urbano a partir del cual parte un sistema de calles rectilíneas.3 4
La Plaza Mayor de Valladolid es la primera plaza mayor regular de España, cerrada y con soportales, espacio destinado a ser utilizado como mercado y como escenario de las celebraciones públicas, tan apreciadas por la monarquía de los Habsburgo, para lo cual habían sido diseñadas grandes balconadas que facilitaban la visión de los espectáculos.
Estas nuevas reglas urbanísticas definen la plaza como un gran espacio abierto regular que permite racionalizar las necesidades de la villa en torno a un mismo lugar y que por tanto concentró a partir de entonces las principales actividades políticas, mercantiles, festivas y religiosas.5 Las nuevas calles van a servir en muchas ocasiones para aunar visualmente ciertos hitos urbanos tal como sucede con el eje Plaza del Ochavo-Calle de la Platería y la Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de la Vera Cruz. La repercusión del proyecto de Valladolid se extendió durante el siglo XVII, para otras ciudades en España y Sudamérica teniendo incluso repercusiones en Italia. En este sentido, las plazas mayores de Madrid y Salamanca, que datan de 1617 y 1729 respectivamente presentan un claro influjo procedente de la Plaza Mayor vallisoletana
La plaza, una de las más grandes de España, es de planta rectangular, con unas dimensiones de 400 pies de largo por 266 de ancho, de proporción sesquilátera (3x2). Está completamente porticada y sus soportales descansan sobre columnas o pilares cuadrados de granito, siendo de tipo abierto, es decir, las calles desembocan en ella sin ningún obstáculo ni pantalla. Está rodeada por pequeñas calles gremiales que recuerdan el pasado mercantil del entorno.
Tradicionalmente las viviendas de la plaza tuvieron una altura de tres pisos, siendo la distribución de huecos jerarquizada. La planta primera poseía balcones, la segunda, antepechos y la tercera, ventanas sencillas. Esta disposición tiene ecos vitrubianos. Esta fisonomía original fue cambiando a lo largo del tiempo hasta la actual, en la que todos los huecos de los pisos poseen balcones.
En la denominada acera de San Francisco se encuentra el Teatro Zorrilla, inaugurado en 1884. Se sitúa en el mismo lugar en el que se alzara parte del desaparecido Convento de San Francisco, inmenso conjunto monástico, demolido totalmente entre 1835 y 1850 y que abarcaba todo el espacio comprendido entre las actuales calles de Santiago, Montero Calvo y Duque de la Victoria. La actual calle constitución se sitúa sobre la desaparecida iglesia gótica del monasterio y la calle Menéndez y Pelayo, sobre varias dependencias y las antiguas huertas.
En la actualidad, se ha intentado volver a la homogeneidad original mediante ciertos mecanismos, como el pintar de rojo todas las fachadas de las edificaciones, algo histórica y estéticamente discutible.
En la actualidad la Plaza Mayor se ha convertido en un espacio nuclear propicio al encuentro y la convivencia ciudadana en la que se llevan a cabo diversas actividades culturales. En este sentido, durante la Feria y Fiestas de Nuestra Señora de San Lorenzo se desarrollan varios conciertos y otras actividades culturales. Del mismo modo, durante las fiestas de San Pedro Regalado también acoge actos del programa de festejos. Asimismo, en ella se desarrolla el Encuentro Internacional de Maestro Escultores de Arena durante los meses de primavera.
Es uno de los espacios donde tiene lugar las actuaciones del TAC (Festival de Teatro y Artes de calle), que se celebra a finales de mayo. Con este festival se montan en la plaza dos grandes graderíos uno de aforo 1500 personas y otro de 500 personas.
Durante la Semana Santa de Valladolid discurren varias procesiones y actos entre los que destacan Sermón de las Siete Palabras o la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor.
Desde el punto de vista deportivo y como punto de reunión de los vallisoletanos es el punto habitual de celebración para los éxitos de los diversos equipos deportivos de la ciudad como el Real Valladolid, el Balonmano Valladolid o el Cetransa El Salvador. Además durante el mes de julio acoge un torneo de paddle.