Los niños asociados con fuerzas armadas o grupos armados se ven privados de su familia, de educación y de otras cosas que les permitirían desarrollarse, gozar de su infancia y prepararse para la edad adulta.
Mañana, con motivo de la conmemoración del Día Internacional contra la utilización de niños soldado, Cruz Roja Juventud en Valladolid desarrollará una acción de sensibilización que consistirá en informar y solicitar a las personas que se acerquen hasta el stand que plasmen en un mural mensajes contra esta realidad. Esta actividad se llevará a cabo en el vestíbulo de la Facultad de Educación y Trabajo Social (Paseo Belén, 1) de 11 a 13 horas.
Además, durante estos días, el voluntariado juvenil ha impartido talleres y realizado actividades sobre esta temática con niños y niñas en el centro educativo Santa María Micaela y en la sede de la Institución (calle Pólvora, 6). Rubén Gallegos, Coordinador de Cruz Roja Juventud en Valladolid afirma que “con estas acciones, nuestro objetivo es dar a conocer la situación que viven los niños y niñas soldado de todo el mundo, así como la especial vulnerabilidad de la infancia ante los conflictos armados”.
Expuestos a guerras y atrapados en zonas de combate, los niños y niñas, cuyas familias han quedado separadas, son más vulnerables y corren mayores riesgos de ser reclutados por fuerzas armadas o grupos armados, pudiendo llegar a involucrarse en las hostilidades y ser testigos de atrocidades o verse forzados a perpetrarlas, a veces contra sus propios familiares.
Los niños y niñas son conducidos a campos de entrenamiento para conocer el manejo de las armas y prácticas militares. Una vez entrenados, son expuestos en el campo para diferentes fines, a menudo distintos de la participación directa en las hostilidades como sirvientes domésticos o esclavos sexuales, entre otras cosas.
El resultado es que la infancia de esos niños y niñas queda destruida, privados de su familia, de educación y de otras cosas que les permitirían desarrollarse, gozar de su infancia y prepararse para la edad adulta, dejándoles marcas que los afectarán para toda la vida.
Es difícil estimar con precisión el número de niños asociados con fuerzas armadas o grupos armados en el mundo. Durante la última década, cientos de miles de niños han corrido la misma suerte.
“Los niños y niñas que han sido víctimas de violencia en relación con un conflicto armado sufren heridas físicas, psicológicas y sociales muy profundas. Sin embargo, si reciben los cuidados apropiados, pueden recuperarse. Deben brindarse los medios para reconstruir sus vidas. La desmovilización, la reunificación con sus familiares y la reintegración en sus comunidades son objetivos prioritarios. No es posible cambiar su pasado pero sí su futuro” finaliza Gallegos.