La historia de las galletas Chocolinas nació en 1982, gracias a una publicista que quería reunir en un solo grupo a dos clientes. Después, el postre se convirtió en uno de los más buscados en Argentina debido a su calidad y sabor.
Una mujer conocida como la inventora oficial de la chocotorta y procedente de Buenos Aires, Argentina, recibió un homenaje a sus 30 años de la Asociación Argentina de Publicidad, cuyo comercial es considerado el primer espacio audiovisual con cobranding.
Debido a que algunas ideas formaban ya parte de la cultura argentina, la AAP tomó la decisión de entregarle este reconocimiento al conocer que Marité Mabragaña, jefa creativa de una agencia de publicidad olvidada de Ricardo De Luca, era la inventora de la primera chocotorta.
La ex publicista comentó en una entrevista que contaban con las cuentas de Mendizábal (Mendricim) y Bagley (Chocolinas), ambas eran dos empresas. Y, al ser una ama de casa que prepara postres para su familia, tuvo la idea de mojar las galletitas Chocolinas, colocarles dulce de leche, queso crema y ponerlas en pilitas, siguió diciendo.
La historia de las galletitas Chocolinas comienza con Marité llevando su nueva creación a la agencia, creando furor entre los 150 trabajadores de De Luca. Todos, incluyendo los diseñadores gráficos y ejecutivos de cuenta, además de los clientes Bagley y Mendizábal, le dieron el nombre de chocotorta, así nació este postre. Después, se realizó la filmación del primer espacio publicitario de dos marcas al mismo tiempo.
Tras varios años, el postre fue pasando de una generación a otra, hasta que comprar Chocolinas era rutina en la costumbre de los argentinos para prepararlo.
Los inicios de las primeras galletitas Chocolinas fueron con Bagley, en 1875, momento en que una resolución emitida por Nicolás Avellaneda eximió a la empresa de pagar los impuestos aduaneros para importar los equipos necesarios para continuar con su producción.
Después, las galletitas, que eran un ícono para los argentinos, procedían de la otra parte del océano Atlántico, el Reino Unido. Su primera versión, conocida como Lola, tuvo éxito tras su lanzamiento al mercado, siendo bien recibida por los consumidores. De hecho, hasta en los sanatorios eran usadas como parte de la dieta de los pacientes, pues no tenían ingredientes artificiales.
Durante los primeros años de Bagley, se amplió el catálogo de productos hasta lanzar las criollitas, en 1943. Para este momento ya se usaban paquetes y envases que resultaban más higiénicos y prácticos, una tecnología desconocida en ese entonces. Pues, las galletitas se vendían sueltas a los clientes o a granel para los revendedores.
Con los años, la marca llegó a ser una de las más populares del mercado, una hazaña que pocos competidores habían logrado. Solamente algunas compañías que vendían productos en categorías como los calmantes para el dolor de cabeza, hojas de afeitar y bolígrafos, se habían posicionado de tal manera.
En 1975, debido al éxito de Bagley, surgió la idea de crear unas galletitas de chocolate completamente mejoradas, las cuales adquirieron fama en toda Argentina 7 años después de la invención de la chocotorta de la ex publicista de De Luca, quien ideó este postre para complacer el paladar de sus dos hijos pequeños y al representante de dicha empresa.
En 1980, ocurrió la revolución de los sistemas de envasado, marcando un hito en el sector de galletitas de chocolate. Gracias a la tecnología Fresch Pak, se modificó la forma de consumir galletitas en los hogares argentinos.
Se trataba de una caja de cartón microcorrugado en el cual venía una bolsa hecha de polipropileno resistente, con un sello hermético para conservar la frescura de las galletas. El sistema de envasado Frech Pak le permitió al público adquirir más de estas galletas argentinas en un solo pack.
Los ingredientes de Chocolina son seleccionados de manera cuidadosa para garantizar la máxima calidad del producto. Sus principales componentes son: cacao en polvo, harina de trigo, leche en polvo, bicarbonato de sodio, manteca de cacao, azúcar, sal y aromatizantes.
Al combinar todos estos ingredientes, las galletitas Chocolinas ofrecen un sabor a chocolate único con una textura crujiente, volviéndose irresistibles para cualquier paladar. Además, pueden ser usadas para preparar postres, helados, tartas y más, dándole un toque extra de chocolate a las recetas.
Igualmente, se pueden triturar para preparar mezclas para dulces y tartas, por lo que conceden versatilidad y un sabor especial, haciendo que sean un elemento indispensable en las cocinas de los hogares en Argentina.
Cabe destacar que en el país, desde 2008, cada persona consume al menos 12 a 13 kilos por año de galletitas Chocolina.